Mexican-American children are the fastest-growing group in the United States, and many of these children face stressful or challenging situations both social and emotional which can sometimes lead to worse health. However, some children show strong resilience to stress.
Factors like social support, cultural values, optimism, and coping skills can help Mexican-American children develop a healthy response to stress. Traditional Mexican culture values of familismo (close family bonds), respeto (respect), and religion among pregnant Mexican-American women can reduce the impact of maternal depression and anxiety, making it less likely for their children to face these issues.
Our study aims to understand the effects of early prenatal stress compared to stress experienced later, at six months and 3-5 years old. We are measuring changes that can alter how genes are expressed in relation to stress and resilience and cortisol levels (a stress hormone) in children’s saliva. Additionally, we will examine how stressful experiences affect emotional regulation and thinking skills over the long term.
Spanish Translation:
Los niños mexicano-americanos son el grupo de más rápido crecimiento en los Estados Unidos, y muchos de estos niños enfrentan situaciones estresantes o desafiantes tanto sociales como emocionales que a veces pueden llevar a una pobre salud. Sin embargo, algunos niños muestran una fuerte resiliencia al estrés.
Factores como el apoyo social, los valores culturales, el optimismo y las habilidades para enfrentar problemas pueden ayudar a los niños mexicano-americanos a desarrollar una respuesta saludable al estrés. Los valores tradicionales de la cultura mexicana como el familismo (lazos familiares cercanos), el respeto, y la religión entre las mujeres mexicano-americanas embarazadas pueden reducir el impacto de la depresión y la ansiedad materna, haciendo menos probable que sus hijos enfrenten estos problemas.
Nuestro estudio tiene como objetivo comprender los efectos del estrés prenatal temprano en comparación con el estrés experimentado más tarde, a los seis meses y entre los 3 y 5 años de edad. Mediremos los cambios que pueden alterar su genética en relación con estrés, resiliencia, y sus niveles de cortisol (hormona relacionada al estrés) que se encuentra en la saliva. Además, examinaremos cómo las experiencias estresantes afectan la regulación emocional y las habilidades de pensamiento a largo plazo de los niños.